Hola Vaquer@! Te presento a Elena, Iván y Marco, el auténtico protagonista de esta adorable familia, que con solo 10 añitos ha completado todos los retos necesarios para convertirse en Junior Ranger de los parques nacionales que ha visitado en la costa Oeste de Estados Unidos. 

Si hay un lugar ideal para viajar con niños, con una restauración y alimentación que adoran los más peques, donde los hoteles gozan de amplias habitaciones que permiten pasar la noche sin dividir la familia, con naturaleza exuberante y pedagógica, esa es la costa Oeste de Estados Unidos. 

Marco nos cuenta su aventura apoyado en el relato de su mami y nos demuestra que viajar con niños a la costa Oeste de EEUU no es difícil, ni peligroso. Al contrario se trata de un viaje ideal para compartir en familia y descubrir paisajes y ciudades de película.

Los niños aportan a los viajes mucho más de lo que se puede esperar, con sus ocurrencias y su espontaneidad, sólo es necesario tenerlos motivados y con ganas por hacer cosas. Es genial verlos disfrutar y compartir con ellos experiencias únicas y la costa Oeste de Estados Unidos, tiene todos los ingredientes necesarios.

¡Hola, me llamo Elena! Acompañada de Iván y Marco, hemos completado un viaje de ensueño por la costa Oeste de Estados Unidos. Marco es uno más en nuestra pequeña familia y su interés cuenta tanto como el nuestro. Organizamos los viajes juntos y la experiencia final es totalmente enriquecedora para todos.

Cuando empezamos a planificar nuestra ruta por la costa Oeste, Marco mostró más ilusión incluso que nosotros. Diseñamos un montón de itinerarios y finalmente decidimos que nuestro viaje dibujaría un recorrido circular comenzando y terminando en Las Vegas, la mejor manera de visitar los mejores parques nacionales que ver en Utah.

🛫 COMIENZO DEL VIAJE : JUEVES 7 DE ABRIL (2022)

Aterrizamos en Estados Unidos en un vuelo de Madrid a Las Vegas con más escalas de lo previsto. American Airlines nos jugó una mala pasada y terminamos empleando 24 horas para llegar a la Capital del Entretenimiento. Aterrizamos a las 11.30 de la mañana del día siguiente. Menos mal que la aduana no complicó demasiado las cosas.

Con la aplicación de American Airlines, Verifly, llevábamos digitalizados todos nuestros datos, fotos, certificado de vacunación, los certificados de las PCRs y la declaración jurada. Para entonces, la mascarilla era obligatoria en aviones, aeropuertos y transportes públicos.

🎰 DÍA 1 – VIERNES 8 DE ABRIL

LAS VEGAS

Sobre las 12:30 pm llegamos al Hotel New York – New York. Tomamos un taxi del aeropuerto al centro de Las Vegas por 24$. Esta tarifa varía en función de la zona en la que se encuentre tu hotel. Hay carteles en la parada de taxis donde se pueden ver los precios antes de coger el taxi. Afortunadamente, el hotel nos mantuvo la reserva a pesar de llegar con un día de retraso. Eso sí, la primera noche nos la cobraron religiosamente.

Pese al cansancio del vuelo, no desaprovechamos el resto de la jornada y nos fuimos al Hotel Luxor, donde se encuentra la exposición permanente sobre el Titanic, “The Artifact Exhibition”. Llevábamos las entradas compradas desde casa y allí contratamos las audio-guías. El tema del Titanic gusta muchos a los niños y a Marco le apasiona. Se trata de una visita muy recomendable. Algunos de sus puntos fuertes son la recreación de la Gran Escalera, la cubierta de paseo exterior y una pieza original del casco de barco. 

Aprovechamos para recorrer el hotel Luxor con con su espectacular forma piramidal y su esfinge. De allí volvimos a pie a nuestro hotel, el New York – New York, para dar un paseo por sus calles tematizadas y contemplar el exterior con una reproducción del skyline neoyorkino. Nos encanta Nueva York, así que no podíamos dormir en otro hotel.

Comimos en el Hard Rock Café y después fuimos al Hotel Paris, faro del Strip de Las Vegas con su Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, la plaza de la Concordia, la fachada del Louvre y la Opera. El interior era precioso, con la recreación de un colorido barrio francés repleto de restaurantes y cafeterías. El punto negativo fue la comida, que nada tuvo que ver con la exquisita cocina francesa. 

Disfrutamos del espectáculo de fuentes del Hotel Bellagio al atardecer y nos retiramos a descansar. Estábamos súper cansados después de tantas horas sin dormir. Además, el termómetro marcaba más de 30ºC a pesar de ser abril.

DÍA 2 – SÁBADO 9 DE ABRIL

LAS VEGAS ➡️ KANAB

Nos levantamos muy temprano debido al jet lag y después de desayunar en Greenwich Village de nuestro Hotel New York – New York, cogimos un taxi al aeropuerto para recoger el coche de alquiler, un SUV de la marca GMC. Revisamos bien el coche, tomamos algunas fotos de los pequeños desperfectos que tenía, comprobamos dónde se encontraba la rueda de repuesto, la portezuela del depósito y salimos de Las Vegas sobre las 10:45 de la mañana.

Viajamos por la Interestatal I-15 hacia el norte y cuando el reloj marcaba las 12:30pm paramos a comer en una pequeña ciudad llamada Mesquite. Hicimos algunas compras en un supermercado llamado Smith’s donde tenían de todo. Comimos unas pizzas en el Domino’s y continuamos con el viaje. A las 3:15pm entramos en Utah y a las 5pm llegamos por fin a Kanab. Nos entretuvimos haciendo fotos en los letreros de cambio de Estado y en algún que otro punto que nos llamó la atención.

En Kanab nos alojamos en el Hampton Inn Kanab, que tiene lavandería y piscina cubierta climatizada, un plus para viajar con niños a la Costa Oeste. Nuestra habitación era enorme con dos camas dobles, equipada con nevera y microondas, esencial para preparar algo rápido y cenar en la habitación si terminas tu jornada cuando ya han cerrado todos los restaurantes. Recuerda que en Estados Unidos cierran religiosamente a las 9pm todos los restaurantes.

Hicimos el check-in, dejamos todo en el hotel y nos fuimos a conocer el pueblo de Kanab, un pintoresco pueblo del Oeste americano, sencillo, acogedor y muy tranquilo, salvo el restaurante Iron Horse Restaurant, que estaba muy solicitado. Había mucha gente esperando y como ya eran casi las 9pm decidimos hacer una cena rápida en la habitación y organizar la visita a Zion National Park del día siguiente.

DÍA 3 – DOMINGO 10 DE ABRIL

KANAB ➡️ ZION NATIONAL PARK ➡️ KANAB

Nos levantamos temprano. El clima era perfecto, soleado y con una temperatura muy agradable. El mercurio no pasó de los 20ºC en todo el día. Salimos de Kanab y entramos al parque por la puerta Este, a través de una preciosa carretera con el asfalto de color rojo para no desentonar con el paisaje.

Llegamos a la garita de entrada, compramos el Annual Pass para visitar todos los parques nacionales de Estados Unidos y lo utilizamos allí mismo por primera vez. Nos dieron el plano del parque y entramos a visitar el parque nacional de Zion.

Nuestra primera parada en Zion fue el Canyon Overlook Trail. Nos encantó el paisaje y las vistas que íbamos descubriendo según avanzábamos por este sendero. Encontramos a familias y un montón de niños. Disfrutamos de una de las vistas más bonitas del parque nacional Zion. 

Volvimos al coche y nos dirigimos al Visitor Center con la intención de aparcar y coger el shuttle bus que recorre el parque. Pero el aparcamiento ya estaba completo y una veintena de coches como nosotros buscaban sitio. Tardamos más de una hora en encontrar aparcamiento.

El Visitor Center se encuentra cerca de la entrada sur llegando al parque por Springdale, el pueblo que hace de dormitorio a Zion con hoteles, restaurantes y tiendas. También podíamos haber aparcado en Springdale y acceder al parque con la línea de shuttle bus que conecta con el parque. Pero en ese momento no la conocíamos.

En el Visitor Center nos atendieron en el exterior por motivo del covid-19. Nos informaron sobre las diferentes rutas y circuitos del parque y nos enteramos de que el Observation Point Trail estaba cerrado por un desprendimiento en 2019. Preguntamos por el programa Junior Ranger para Marco y le entregaron un cuadernillo de ejercicios, una pegatina y un lápiz para realizar las tareas que debía completar sobre el Parque Nacional de Zion.

Para completar el cuadernillo de ejercicios, Marco tuvo que buscar pistas por los alrededores del Visitor Center para encontrar figuras de los animales que habitan el parque entre los jardines y escribir sus nombres en el libro. Buscó las diferentes razones por las que el edificio del Visitor Center es eficiente energéticamente hablando y anotarlo en el cuadernillo.

Marco completó los crucigramas, ejercicios de unión con flechas y cuestiones para saber cómo cuidaría el parque, su flora y su fauna. La verdad, que lleva un buen rato completarlo, pero merece mucho la pena el ratito que emplean los peques. Marco estaba súper ilusionado. Le ayudamos a rellenar el cuadernillo de ejercicios para conseguir su primera placa de Junior Ranger. Una insignia de madera preciosa.

Entre unas cosas y otras, nos dieron las 12 del mediodía. Cogimos el shuttle y nos dirigimos hacia la parada número 9, la última de todas, donde empieza el sendero llamado Riverside Walk. Comimos algo y nos pusimos a caminar. Se trata de un camino súper sencillo. Nosotros estamos muy acostumbrados a caminar y nos supo a poco.

A las 4 de la tarde ya lo habíamos completado, incluyendo paradas para a hacer fotos y disfrutar del paisaje. Es una ruta apta para niños donde no hay qué preocuparse por nada, ni acantilados, precipicios, ni cuestas. Solo hay que tener cuidado con el montón de ardillas que hay durante el camino te agobian pidiendo comida.

Este sendero termina donde comienzan los Narrows, los estrechamientos donde se camina por el lecho del río Virgin. En aquel momento el nivel del agua era alto y bajaba con fuerza. Vimos a algún atrevido al que le llegaba el agua por la cintura. Tenía muy buena pinta, pero en otras condiciones. Así que lo dejamos anotado en nuestra memoria para un futuro próximo.

Aún no era tarde y aprovechamos el resto del día completando una sección del sendero más famoso del parque, el Angels Landing. Agotamos las últimas horas de luz llegando hasta el punto más prudente para llegar con un niño de 10 años. Y es que las vistas que este sendero te regala según asciendes, merecen mucho la pena aunque no llegues al final.

Poco a poco fuimos avanzando y subiendo, con descansos cada vez más continuos. Llegamos a una zona entre montañas donde el vértigo desaparece, nos recuperamos del esfuerzo y finalmente alcanzamos las zetas de Walter Wigles. Un zig-zag vertiginoso donde Marco y yo dimos por concluida nuestra caminata.

Sin embargo, Iván decidió hacer ese último esfuerzo y culminar para llegar al mirador de Scout Lookout. El punto donde comienza la subida más arriesgada y difícil de todo el sendero. La etapa de las cadenas. Una sección no recomendable para niños menores de 10 años. Finalmente, llegamos al fondo del cañón de nuevo sobre las 7 pm. Tomamos el shuttle bus hacia el Visitor Center.

Recogimos el coche y pusimos rumbo a Kanab, adonde llegamos sobre las 8:30 pm. Como en Estados Unidos todo cierra a las 9 pm, decidimos comprar algo en el súper y cenar en la habitación. El hotel tenía piscina climatizada, así que Marco e Iván decidieron darse un baño antes de cenar. El día nos había dejado más que satisfechos. Zion nos pareció un parque precioso. Al día siguiente la jornada que nos esperaba era mucho más ambiciosa.

DÍA 4 – LUNES 11 DE ABRIL

KANAB ➡️ BRYCE CANYON ➡️ MOAB

Una de las cosas a tener en cuenta para viajar con niños por la costa Oeste de Estados Unidos, son los madrugones. En un viaje como éste, hay que adaptarse al ciclo solar para poder aprovechar al máximo cada jornada y cumplir con los objetivos que te hayas marcado. Para hoy habíamos planeado una jornada con muchos kilómetros por delante y la visita a nuestro segundo parque nacional.

Madrugamos bastante y salimos de Kanab temprano para llegar a Bryce Canyon Nacional Park, que se encuentra a 125 kms. Llegamos sobre las 12 del mediodía, con una temperatura muy agradable para caminar, unos 18ºC, aunque el aire hacía que la sensación térmica fuese algo menor.

Nos dirigimos directamente al Visitor Center para pedir el libro de Junior Ranger para que Marco pudiese empezar con las tareas del día cuanto antes. El libro de Junior Ranger es diferente en cada parque, enfocándose en la flora, fauna y geografía de cada uno de ellos. Las actividades son similares con crucigramas, dibujos, ejercicios de unir con flechas, divertidos e intuitivos, pero que llevan un buen rato completarlos, ya que son más de 20 páginas.

En Bryce Canyon descubrimos el Pasaporte de los Parques y Monumentos Nacionales de Estados Unidos donde aparecen registrados por grupos de estados y tienen hojas en blanco para sellarlas en el centro de visitantes de cada uno de los parques o monumentos nacionales. Sin duda, un nuevo aliciente para los peques y los mayores, haciendo que la experiencia de viajar con niños por la costa Oeste sea divertida para toda la familia.

El Pasaporte de los parques nacionales no parecía muy conocido, ya que algún estadounidense nos preguntó dónde lo habíamos obtenido y cómo se utilizaba. A nosotros nos gustó mucho. Compramos algún recuerdo y nos dirigimos a la parada de autobús para coger el shuttle que te lleva por los principales miradores, Bryce Point, Inspiration Point, Sunset Point y Sunrise Point.

A partir de ahí decidimos empezar el Queens Garden Trail y enlazar con el Navajo Loop, tal y como recomendaba Delfi en su guía para visitar Bryce Canyon. Acusamos en la parte final el cansancio del sendero de Angels Landing en Zion del día anterior, pero cuando llegamos arriba, la vista fue más que reconfortante. 

Nos pareció un poco duro para niños, pero Marco está acostumbrado a caminar con nosotros y aunque la subida del Navajo Loop se le hizo literalmente cuesta arriba, disfruto muchísimo con el zig-zag de subida. En cada curva había gente descansando, pero nada que no se pueda hacer poco a poco, parando tantas veces como sea necesario. Fue todo un acierto visitar Bryce Canyon, porque nos encantó a toda la familia.

Comimos unos bocatas en el coche porque hacía fresco y mucho aire. A las 5 de la tarde pusimos rumbo a Moab. Por delante teníamos paisajes espectaculares repartidos a lo largo de los 440 kilómetros que nos separaban de Moab. Ese día conducía yo y la carretera resultaba entretenida. Pasamos por pueblos genuinamente americanos, resistiéndonos a parar en alguno de ellos para no llegar muy tarde a Moab.

Sin embargo, todo cambió después de coger la I-70, nunca habíamos visto una carretera igual, no pasamos en cientos de kilómetros por un pueblo o una gasolinera, apenas había tráfico, prácticamente sólo camiones. No había señales de carretera indicando ciudades o pueblos, ni límites de velocidad, ni nada de nada. A ambos lados un paisaje casi lunar que nos hacía sentir en el medio de la nada y por supuesto, sin cobertura de internet. 

Un viento ensordecedor sacudía nuestro coche dificultando la conducción. Al final, se nos hizo de noche y una tormenta de arena pasó por encima de nosotros. Arbustos secos cruzaban la carretera delante de nuestro coche obligándonos a aminorar la marcha. Días después, nos enteramos de que esa tormenta de arena había cancelado todos los vuelos de Utah y Nevada. 

Llegamos a nuestro hotel en Moab alrededor de las 10 de la noche. Teníamos reserva en Hotel La Quinta by Wyndham, con desayuno y aparcamiento exterior gratuito para el coche. Hicimos el check-in y nos fuimos directamente a descansar. Estábamos agotados, pero aún quedaba poner la colada y planificar el día siguiente.

Había lavandería en la planta baja con lavadoras y secadoras que funcionaban con monedas de 25 centavos. En recepción nos cambiaron los billetes por monedas y en la tiendecita del hotel compramos el detergente con el que pusimos la colada. Pagamos 3$ por el lavado y otros 3$ por el secado. En total 24 monedas de cuarto de dólar (25 centavos). El lavado solo tardó media hora, así que tampoco se le podía pedir mucho. Luego, otra media hora el secado y a dormir.

DÍA 5 – MARTES 12 DE ABRIL

MOAB ➡️ ARCHES NATIONAL PARK ➡️ MOAB

El día amaneció feo y lluvioso. Incluso había una fina capa de nieve sobre las colinas que veíamos desde la habitación. Pero rápido empezó a mejorar y el día se despejó para regalarnos una jornada preciosa. Eso sí, hacía frío.

Eran sobre las 7 am cuando bajamos a desayunar en nuestro Hotel La Quinta by Wyndham de Moab. Un desayuno muy completo para estar incluido en el precio de la habitación y una vez que repusimos fuerzas, preparamos unos bocadillos y pusimos rumbo a Arches National Park, que por suerte, solo se encuentra a 8 kms de Moab.

Llegamos a la entrada y nos pusimos en la fila de coches que accedían al parque en nuestra misma franja horaria. Gracias a la guía para visitar Arches National Park que Delfi tiene publicada en el blog, supimos que era necesario reservar con antelación el día y hora para visitar Arches. La reserva cuesta sólo 2 dólares, es por coche y tienes una franja horaria de una hora para entrar. Luego puedes permanecer el tiempo que quieras dentro del parque.

Nosotros cogimos la franja de 11 a 12 de la mañana porque era de las pocas que quedaba cuando hicimos la reserva. El parque se guarda un número de entradas que desbloquea justo el día anterior a las 6 de la tarde, por lo que si no has conseguido entrada anticipada, puedes probar suerte a última hora. Nosotros por curiosidad probamos el día anterior a las 6 de la tarde cuando viajábamos de Bryce a Moab y había muchas entradas disponibles, pero decidimos mantener la nuestra y no cambiar el horario.

Nada más ingresar en el parque, lo primero que hicimos fue acudir al Visitor Center para informarnos del programa Junior Ranger de Arches y una vez más nos entregaron el libro de actividades. En esta ocasión había un premio adicional además de la placa de Junior Ranger. En una de las últimas páginas había un ejercicio que consistía en improvisar un juramento de cuidado y respeto hacia los parques nacionales.

Una vez que Marco terminó todos los deberes volvimos al Visitor Center. Nos atendió una chica de origen sudamericano con la que pudimos hablar en español. Le dijo a Marco que había completado tan bien los ejercicios que debía hacer un juramento y le pidió que levantase la mano derecha y repitiese en voz alta todo lo que ella fuera diciendo. Estuvo genial y a Marco le resultó muy emocionante.

Estaba súper entusiasmado con su placa de Junior Ranger de Arches. Sellamos el pasaporte de los parques nacionales y nos contagiamos de su emoción haciendo algunas compras en la tienda de recuerdos. Después, volvimos al coche para comenzar la visita por el parque.

Gracias a los vídeos tan bien explicados del canal de Youtube de ViajeCostaOeste.com sabíamos qué arcos visitar con el sol de mañana, por la tarde y al atardecer. Así que siguiendo las instrucciones de Delfi, acudimos a la 1 de la tarde a The Windows Section. Había zonas con nieve y hacía bastante frío y viento.

Primero vimos el Double Arch, luego The North & South Window y finalmente el Turrent Arch. En esta zona pasamos un buen rato, caminamos alrededor de los arcos y pasamos a través de ellos. Es fácil y no entraña ningún riesgo para los niños.

Después, fuimos hasta el final de la carretera que recorre el parque con el objeto de conocer el Lanscape Arch, el arco de piedra más grande del mundo. Aparcamos, nos comimos los bocatas y comenzamos el sendero. La ruta es muy fácil de hacer con niños. El viento se había calmado un poco, por lo que terminó siendo un paseo agradable.

Deshicimos el camino andado y nuevamente llegamos al aparcamiento donde teníamos el coche. Habíamos dejado para el final la estrella del parque, el Delicate Arch y queríamos verlo con la luz del atardecer. Así que, a las 6 de la tarde llegamos al aparcamiento donde empieza el sendero para llegar a Delicate Arch. La sensación térmica era de bastante frío. El termómetro del coche solo marcaba 8º C. Nos abrigamos bien y comenzamos la caminata.

Al cabo de media hora, teníamos ante nosotros la imagen y el símbolo de Utah, el arco de piedra bautizado como Delicate Arch. Una imagen preciosa que se quedaría grabada en nuestra memoria para siempre. La postal no podía ser más bonita, pero fueron sólo unos instantes. Apuramos la claridad haciendo fotografías desde todos los ángulos y decidimos volver al coche con la satisfacción del deber cumplido. 

Hacía muchísimo frío y a paso ligero volvimos al coche. Además aún queríamos ver Balanced Rock y Park Avenue. Pero el reloj marcaba las 8:30 pm y cuando llegamos allí era prácticamente de noche. Al llegar a Moab El horario de la restauración había finalizado. Así que nos vimos obligados a tirar de fast food. Las cadenas de comida rápida no respetan los horarios y son el clavo ardiendo al que agarrarse a última hora del día. Después, al hotel y a descansar.

DÍA 6 – MIÉRCOLES 13 DE ABRIL

MOAB ➡️ MONUMENT VALLEY

Sexta jornada de viaje y arriba temprano de nuevo. Tenlo en cuenta si vas a viajar con niños a la costa Oeste de Estados Unidos. Porque si a tus peques les cuesta madrugar, tendrás lucha cada mañana. Por suerte, Marco estaba entusiasmado todo el viaje y no le costaba madrugar.

Desayunamos, hicimos check-out y antes de abandonar Moab dedicamos un rato a conocer esta población repleta de hoteles y restaurantes, volcada con el turismo. Su calle principal, al más puro estilo americano, tenía multitud de tiendas, cafés, establecimientos de comida y tiendas de souvenirs donde compramos algún recuerdo.

Para no volver a comer de bocadillo, hicimos una comida temprana en Dinner Moab. Se trata de un diner con genuina decoración y buena comida. Marco estaba encantado, ¡una vez más hamburguesa para comer! Es lo que tiene Estados Unidos, que facilita viajar con niños a la costa Oeste con una restauración que apasiona a los más pequeños.

Hicimos alguna que otra foto y a la 1 de la tarde pusimos rumbo a Monument Valley. Por delante, 238 kms de carretera escénica. Llegamos al hotel The View sobre las 5 de la tarde. Hicimos el check-in y nos registramos para poder hacer la ruta escénica al día siguiente, ya que por motivo del covid-19 había un límite de 20 coches para poder acceder el recorrido escénico por libre, pudiendo estar sólo 2 horas dentro.

Nosotros decidimos emplear el resto de la tarde visitando el hotel, disfrutando del atardecer cenando en nuestra habitación, que gozaba de vistas espectaculares del valle Monument Valley. Dormir en The View Hotel merece mucho la pena, puesto que su ubicación ofrece habitaciones con la panorámica más popular de Monument Valley. Equipadas con microondas, cafetera, nevera y el desayuno incluido en el precio. Y lo mejor de todo, las vistas de película del Far West.

DÍA 7 – JUEVES 14 DE ABRIL

MONUMENT VALLEY ➡️ PAGE

Pusimos el despertador a las 6 de la mañana para ver amanecer desde nuestro balcón. Aunque Mr. Google nos había dicho que la salida de sol en Monument Valley se produciría a las 6:58 am del día 7 de abril, pusimos con tiempo suficiente nuestro despertador y a las seis en punto empezó a aporrear nuestros tímpanos para despertar de nuestro letargo y disfrutar de un espectáculo realmente inolvidable. Momentos con imágenes que permanecen para siempre en nuestra memoria y cuyo valor es incalculable.

A las 8 de la mañana ya habíamos desayunado y estábamos en el Visitor Center para realizar el registro que en pandemia era obligatorio para poder completar la ruta escénica de Monument Valley en nuestro propio coche y por nuestra cuenta. Quedamos gratamente sorprendidos cuando nos dijeron que no hacía falta ningún registro, que la entrada al loop escénico era ya libre y que no había límite de coches.

Así que con esta noticia, pudimos organizar el día como quisimos. Preguntamos por el programa Junior Ranger para Marco. La persona que nos atendió parecía sorprendida por nuestro interés, como si fuéramos los únicos en mucho tiempo que le preguntábamos por este asunto. El libro de Junior Ranger en este caso no era un libro, sino un DIN-A3 doblado con actividades por las dos caras que apenas se veían.

Se trataba de una fotocopia de muy mala calidad donde las letras estaban borrosas. Pero nos esforzamos para tratar de conseguir la placa Junior Ranger de Monument Valley y con un poquito más de ayuda, Marco hizo los deberes y terminó consiguiendo, la placa más bonita de todo el viaje, también grabada en madera pero con letras en color dorado que le daban un toque especial. Sin duda, el esfuerzo mereció mucho la pena.

Dejamos la habitación, cargamos el equipaje en el coche y empezamos el recorrido escénico para visitar Monument Valley. Fuimos parando en los puntos señalizados de interés, disfrutando de una jornada preciosa. La temperatura acompañaba con unos 18ºC. Al llegar al John Ford Point, vimos un punto donde ofrecían rutas a caballo y por 75 $ los adultos y 65 $ los peques, no pudimos resistirnos a dar un paseo a caballo por el paisaje Western por antonomasia.

Después, continuamos visitando los diferentes miradores y completamos el recorrido escénico por nuestra cuenta. Esta jornada nos dejó recuerdos imborrables con el atardecer y el amanecer en un paisaje de cine. Además de la experiencia a caballo como auténticos vaqueros. Terminamos alrededor de las 3 de la tarde, comimos algo en el hotel y nos fuimos al punto Forrest Gump. Nos divertimos un buen rato haciéndonos fotografías corriendo, andando, saltando… ¡¡Qué momentos para el recuerdo!!

A las 5:30 pm volvimos al asfalto para viajar hasta Page, que se encontraba a 195 kms. Llegamos allí sobre las 7 de la tarde, nos quedamos en el hotel Hyatt de Page, que lucía instalaciones bastante nuevas. Había cafetería, restaurante, piscina, lavandería y además, nos incluían en el precio un desayuno súper completo y variado. Aunque estábamos muy cansados, aún era pronto. Así que, decidimos darnos un baño en la piscina del hotel antes de cenar y marcharnos a la cama.

DÍA 8 – VIERNES 15 DE ABRIL

PAGE ➡️ GRAN CAÑÓN ➡️ TUSAYAN

Esta jornada nos levantamos algo más tarde de lo habitual. Ese día teníamos pensado visitar el Horseshoe Bend y Antelope Canyon con reserva para las 12:45 pm. Después de desayunar excelentemente en el hotel Hyatt de Page, recogimos todos el equipaje, preparamos unos bocatas y nos fuimos a visitar el Horseshoe Bend.

Llegamos a la curva de herradura de Horseshoe Bend sobre las 11:20 am y dedicamos a esta visita una hora. Para nosotros fue suficiente. El único coste de esta visita fue el aparcamiento del coche, que fueron 10 dólares. La caminata desde el aparcamiento hasta la herradura es fácil de hacer con niños, no presenta ninguna dificultad, más que el calor que pueda hacer. Una vez llegas al precipicio, la vista es espectacular y la iluminación del momento es perfecta siguiendo las instrucciones de Delfi.

Después de disfrutar del paisaje y hacer un montón de fotos, a las 12:20pm nos fuimos a visitar el Lower Antelope Canyon. En apenas 10 minutos estábamos allí. No había pérdida, puesto que estaba perfectamente indicado. Fuimos directamente al mostrador con nuestra reserva y nos informaron de que no se podía acceder con mochilas, comida ni bolso de ningún tipo, mientras no fueran trasparentes. Como no podía ser de otra manera, nos ofrecieron comprar allí mismo una mochila de plástico transparente.

En Antelope Canyon tuvimos que llevar puesta en todo el recorrido la mascarilla, puesto que en el territorio navajo era obligatoria en interiores para entonces. Pero una vez que salimos de territorio navajo, la mascarilla volvía a desaparecer.

Nuestra visita estaba programada para las 12:45 pm. Empezó puntualmente. Resultó impresionante bajar por aquella grieta abierta en el suelo y después de descender unos cuantos metros, descubrimos un sendero horadado en la roca iluminado por los rayos del sol que se colaban por la apertura superior, regalándonos tonos anaranjados de diferentes intensidades y efectos luminosos bellísimos.

Quedamos impresionados y maravillados. Nunca habíamos visto nada igual. Este lugar puede ser algo pesado para viajar con niños a la costa Oeste, pero para los que ya son un poquito más mayores, resulta toda una aventura. A Marco, no le supuso mucho esfuerzo.

Terminamos a las 2 pm y una vez en el coche, nos comimos los bocatas que habíamos preparado. Salimos rumbo al Gran Cañón del Colorado conduciendo 175 kms, accediendo por la entrada Este a las 4:30 pm por la carretera Desert View Drive, disfrutando del paisaje, prácticamente sin tráfico, rodeados en todo momento de enormes pinos a ambos lados de la carretera. En solo 10 minutos llegamos al primer mirador, el Grandview point.

Desde allí, nos dirigimos al Visitor Center, pero eran ya más de las 5 de la tarde y lo encontramos cerrado, por lo que dejamos las actividades de Junior Ranger para el día siguiente. Así que apuramos la tarde en el mirador de Mather Point y Yavapai Point, que sorprendentemente, estaban muy tranquilos y con muy poquita gente.

La luz del atardecer iluminaba el cañón con tonos preciosos. La temperatura, aunque agradable, era bastante más fresca que en Page. Este paseo se puede realizar sin problema con los más pequeños de la casa, ya que no tiene ninguna dificultad. Eso sí, sin quitarles la vista de encima, porque aunque el camino está asfaltado, no tiene barandillas en la mayor parte del trayecto.

Desde el Visitor Center cogimos la línea naranja, la azul y finalmente la roja para intentar ver el atardecer desde el Hopi point, pero no fue posible, puesto que se hizo de noche antes de lo que esperábamos. Así que, decidimos volver al coche para llegar a Tusayan y cenar tranquilamente en un Steak House. Después nos fuimos al hotel que teníamos reservado allí en Tusayan, el Best Western Premier Grand Canyon, un hotel muy bien equipado, muy bonito y confortable. Nos fuimos a la cama para soñar con la experiencia que nos esperaba el día siguiente, sobrevolar en helicóptero el Gran Cañón del Colorado.

DÍA 9 – SÁBADO 16 DE ABRIL

TUSAYAN ➡️ RUTA 66 ➡️ LAS VEGAS

Hoy tocaba madrugar de nuevo. Habíamos reservado el Imperial Tour de 45 minutos por el Gran Cañón para las 9 de la mañana y estábamos muy nerviosos. Nos habían dicho que hacía viento, pero que aun así, el vuelo podía realizarse. Subimos al helicóptero y … ¡Menudo espectáculo!

Con Imperial Tour recorrimos el South Rim, el North Rim y el East Rim. Fue una experiencia de esas que no se olvidan en toda la vida. Pagamos un sobre coste de 100 dólares para poder disfrutar de las mejores vistas viajando en la parte delantera del helicóptero. Una de las mejores inversiones del viaje. A Marco le encantó, estaba entusiasmado y no le dieron miedo los movimientos del helicóptero en momentos en los que el viento zarandeó el aparato. Yo sin embargo, lo pasé un poco mal.

Después de finalizar la visita y salir del helipuerto de Papillon, nos acercamos al Visitor Center para comprar algún souvenir en la tienda de recuerdos, sellar nuestro pasaporte de los parques nacionales y hacer el último trabajo de Junior Ranger del viaje. Nuevamente nos dieron el librillo de actividades con actividades similares a las de otros parques, pero enfocadas al Gran Cañón.

Así que, nos pusimos manos a la obra y una vez completado el cuadernillo, un Ranger auténtico le entregó a Marco su placa de Junior Ranger del Grand Canyon National Park, siendo uno de los momentos más memorables de todo el road trip. Situaciones que una vez las vives en persona, hace que viajar con niños a la costa Oeste de Estados Unidos sea una aventura muy bonita.

Nos acercamos de nuevo a los miradores más cercanos al Visitor Center para echar un último vistazo al Gran Cañón antes de poner rumbo a Las Vegas. Por el camino paramos en Williams. El plan consistía en visitar esta ciudad y seguir camino hasta Seligman, donde tomaríamos la antigua Ruta 66 hasta Kingman con unos 200 kms por delante y terminar llegando a Las Vegas.

Llegamos a Williams a las 11:40 de la mañana con la intención de empaparnos de del espíritu de la Ruta 66. Su Main Street parecía un plató de película sacado de los años ’50 o ’60. Nos gustó muchísimo su puesta en escena, con colores, neones y carteles muy vintage. Hicimos unas cuantas fotos y comimos en el Twister Diner. Lo habíamos visto en fotos mientras organizamos el viaje y nos había parecido muy chulo.

Pero al llegar allí, comprobamos que ya no era un diner de comida americana, sino un restaurante de comida Thai. Lo único que mantenían era el Cadillac rosa y blanco de la puerta. Toda una decepción. Justo al lado, estaba el Goldie’s Route 66 Diner. Ese sí resultó ser un auténtico diner con música de los años 70 que nos hizo retroceder 50 años nada más cruzar su puerta.

Así que finalmente, comimos allí. Las hamburguesas estaban buenísimas. Después visitamos algún rincón pintoresco de Williams, una plaza decorada como un poblado del oeste, una señal de Ruta 66 gigante y cómo no, compramos imanes y recuerdos de la Ruta 66. Hicimos las últimas compras de alimentación antes de llegar a Las Vegas y pusimos rumbo a Seligman.

En Seligman encontramos prácticamente todo cerrado, el Historic Seligman Sundries lo vimos desde fuera. Aún así, mereció la pena. Todo estaba súper decorado sobre la Ruta 66. Hicimos un montón de fotos con los coches de Cars, los murales de las fachadas y la señal de la Madre de todas las carreteras por todas partes. Marco estaba encantado, ya que para él, salvo por la película Cars, esa decoración era totalmente nueva. Y aunque resulta recargada, le llamaba muchísimo la atención.

Peach Springs lo vimos de pasada y la gasolinera de Hackberry también estaba cerrada, no obstante cayeron unas cuantas fotos con los trastos que tienen en el exterior. La última parada del día fue en el Mr D´Z de Kingman, el broche final a nuestro particular periplo por la Ruta 66. Cenamos allí y a eso de las 8 de la tarde, pusimos rumbo a Las Vegas. Aún quedaban por delante 168 kms.

Pasamos la Presa Hoover ya de noche y no pudimos visitarla. Pensamos que estaría iluminada, pero no fue así. Llegamos al aeropuerto de Las Vegas a las 10 pm de la noche para devolver nuestro coche de alquiler. Gracias a Dios, todo fue muy rápido. En cuanto llegamos, el personal estaba preparado para recogerlo y revisarlo. Nos dieron el visto bueno muy rápido.

Cogimos nuestras maletas y pedimos un Uber hasta el Paris Hotel & Casino Las Vegas (19 dólares). Era sábado y había mucho tráfico, así que cuando llegamos al hotel eran ya las diez y media de la noche, demasiado tarde y pocas energías para salir a la calle. Hicimos el check-in y subimos a nuestra habitación a descansar.

🎰 DÍA 10 – DOMINGO 17 DE ABRIL

LAS VEGAS

Despertamos un domingo en Las Vegas y sin resaca. Habíamos reservado una habitación con vistas a la Torre Eiffel y también veíamos las fuentes de Bellagio. Así que, la noche anterior antes de irnos a la cama, pudimos ver cada 20 minutos el espectáculo de las fuentes desde la habitación. La verdad, es que merece muchísimo la pena despertar con la Torre Eiffel frente a tu ventana y una de las mejores vistas del Strip.

Desayunamos en el Café Belle Madeleine, y dedicamos toda la mañana a piscinear bajo la Torre Eiffel. Para los clientes del hotel es gratis e incluye hamaca y toalla. El tiempo acompañaba haciendo bastante calor y tampoco había excesiva gente, así que disfrutamos de lo lindo. 

Después, decidimos pinchar algo en la habitación y arreglarnos para la la excursión nocturna por el Strip que llevábamos contratada con Civitatis para las 6 de la tarde. La verdad es que resultó ser una excursión casi privada, ya que éramos 5 personas, nosotros 3 y otra pareja. Visitamos algunos hoteles de Las Vegas en los que no habíamos estado, como el Palazzo y el Venetian.

Pasamos junto a la Noria más grande del mundo y la Torre del Stratosphere Hotel . Paseamos por la calle donde hay tantas y tantas capillas en Las Vegas y terminamos en Fremont Street. Allí nos dejaron media hora para dar una vuelta y observar el derroche de iluminación de Fremont Experience. 

De allí nos fuimos al Hotel Luxor, que nosotros ya conocíamos porque habíamos estado en la exposición sobre El Titanic al comienzo del viaje. Y por último, fuimos  al letrero de Welcome to Fabulous Las Vegas. Marco estaba emocionadísimo. Bueno, y nosotros también. Cayeron un montón de fotos con el famoso cartel.

Cuando eran más de las 9 pm, le preguntamos a Valentín, nuestro guía de Civitatis, donde podíamos cenar algo a esas horas y nos recomendó el restaurante Eataly. Se trata de una especie de mercado italiano con puestos donde cada uno encarga la comida que quiere y te la preparan en el momento. Todo estaba buenísimo, pero la bebida tenía precios prohibitivos. Una Budweiser pequeña costaba 9 dólares.

El Tour nocturno por Las Vegas nos gustó muchísimo, sobre todo a Marco que le encantan este tipo de actividades. Además, Valentín le ofreció ir sentado en los asientos delanteros, con lo cual, iba encantado. Conocimos lugares en los que nunca habíamos estado. 

Dimos por terminado nuestro día y prácticamente nuestro viaje. La jornada siguiente volamos a Madrid cargados de experiencias, recuerdos, anécdotas, y vivencias que quedan para siempre en nuestra memoria y lo más importante, en nuestro corazón.